En el área cognitiva: presentan dificultades para desarrollar la función de conocer y el mundo. Se ven disminuidas la inteligencia y el aprendizaje. Y aunque el déficit cognitivo es notable desde los primeros años de vida, se hace intensifica en el comienzo de la escolarización.
Área psicomotora: los trastornos más frecuentes son inmadurez, dificultad al reconocer las partes del cuerpo, al aprender, realización de balanceos y esta carencia produce déficits en la percepción espacio-temporal, en la motricidad y en las relaciones sociales.
Lenguaje: se generan problemas en la articulación, pronunciación, trastornos en la voz y tartamudez. Presentan un retraso en la adquisición del lenguaje, en la capacidad de comprensión e interrelacionar conceptos y combinar palabras o frases.
Área afectiva: son personas más vulnerables a determinados sentimientos como el dolor, placer, aburrimiento, diversión, alegría, envidia, celos, vergüenza, etc. Les cuesta mucho pensar sobre sus sentimientos, tienen baja tolerancia a la frustración y una gran impulsividad.
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